¿Formación silvestre o formación asistida?
(Por Ornella Mariani)
La formación natural de un futbolista define su estándar dentro del grupo funcional de los innatos. Espontánea y natural, es la raza del individuo que se desarrolla desde su incursión en la disciplina en la que se puede apreciar con simpleza sus cualidades. Lo diferencial de este tipo de jugadores es su forma artesanal de desenvolverse dentro del campo de juego manifestando una belleza imponente en sus trazados, una consecuencia de la naturalidad con la que ejercen cada moviendo individual y cada acción para el complemento colectivo. Una consecuencia del talento.
En cada rincón de tierra se puede observar un balón recorriendo el
cuadro entre la polvareda, esta situación tan típica es la formadora esencial
de los talentos cotidianos, el potrero. Esa cotidianidad sirve para definir el
fútbol de los individuos que reciben una estimulación temprana y despiertan su
genética para relucir su ADN, el ADN de los innatos, aquellos indisciplinados
que desde su rebeldía marcan un punto de partida distintivo sobre el grupo
común de futbolistas. Aquellas cualidades conciernan en su habilidad técnica en
velocidad, capacidad de creación, cambios de ritmo y dirección, agilidad,
velocidad en la reacción y resolución mental para el desencadenamiento motriz.
Que además son adornadas con ramificaciones como una gambeta, un lujo, alguna
jugarreta, diferentes formas de golpear el balón y otros rasgos de semejanza.
La personalidad también es fundamental, la seguridad, confianza, el
carácter. La aptitud física y la contextura física utilizada como un recurso.
Estas características son el puntapié inicial de aquella semilla existente y
genérica, que se riega constantemente a través de la motivación.
El coordinador de fútbol de San Martín de Burzaco Gustavo Marmol
admitió: "Creo en la formación espontánea, la formación silvestre, la
formación del potrero, la que hoy ya no se manifiesta porque no están
dadas las condiciones, ya que para que se produzca, es necesario que los chicos
jueguen todos los días 5 o 6 horas al fútbol durante muchos años, hoy esa
realidad en nuestra sociedad no se da por diferentes motivos contemporáneos que
no lo permiten. Entonces verificando esto, el profesor Vitor Frade, creador de
la Periodización Táctica, buscó ejecutar un programa que en la etapa formativa
tuviera como síntesis el que allí en Portugal llaman el fútbol de la calle. El
método descarta las tareas fraccionadas, aisladas y analíticas que no estén
vinculadas al juego. Proponiendo el principio de Totalidad inquebrantable que rige
cada sesión de entrenamiento". También agregó: "Yo creo mucho
en ese método, creo que es lo ideal para la formación. Por lo cual, el juego es
el que tiene que preponderar en la formación."
La formación natural se genera y regenera a sí misma, de forma constante,
desde la espontaneidad de acercarse al núcleo, de jugar sin reglas que se
empiezan a armonizar cuando se logra el contacto con la pureza del juego.
Aprender de la forma más natural, toparse con situaciones y resolverlas
intuitivamente. Así se forma el talento, se conoce y se desarrolla la capacidad
de resolución, básicamente de eso se trata jugar al fútbol.
La dedicación y el tiempo son primordiales, al igual que la inclusión de
los sentimientos a la hora de buscar objetivos, es la esencia del amateurismo,
jugar por amor. Se aprende desde lo desestructurado, desde la raza del
individuo que comienza a entablar sus propias reglas y límites que va
asimilando de manera inconsciente y luego los reproduce espontáneamente. El
talento es algo que se desarrolla jugando, brindándole al deporte varias horas
diarias. No se puede exigir talento porque es algo que el futbolista ha ido
alimentando desde sus posibilidades.
En ese sentido, Gustavo Marmol afirmó: "El talento representa la
posibilidad de hacer lo que el rival no podrá controlar, defensivo u ofensivo,
el talento no se reemplaza, la entrega es un aspecto importante y debemos
intentar que convivan con el talento, el orden, la estrategia, y demás
condicionantes".
Cuando un futbolista no cuenta con el tiempo necesario para dedicarle a
esta disciplina, se someterá a un sistema de formación estructurado por el
entrenador que reúna la mayor cantidad de aspectos posibles de la formación
espontánea. Actualmente esta forma natural ha sido desplazada por la demanda
que genera en la actividad curricular de un juvenil que tampoco cuenta con esa
"necesidad espontánea" de practicar el deporte. Marmol consideró:
"Creo que sólo serán un par de décadas, en su momento los europeos
vinieron aquí y a Brasil para ver cómo era la formación del joven jugador
sudamericano. Y se encontraron con los potreros de Argentina y Uruguay y las
peladas de Brasil, donde los chicos jugaban mucho de forma natural, entonces
modificaron sus estructuras de trabajo y aplicaron en sus academias, clubes y
centros de entrenamiento, métodos diferentes a los que tenían, métodos mucho
más jugados y tácticos, desde el 1vs1 en adelante". Además sentenció
que "se dieron cuenta que mejor que correr era correr jugando y a
partir de allí crecieron, la competencia de calidad logra formar a máxima
exigencia. El desarrollo natural está herido pero perdura en el interior, de
todas formas, hoy empeora y tiende a desaparecer, el entorno social lo
abruma".
En relación a la observación de futbolistas, el ojo de quien lo ve es un
aspecto muy importante, porque aquí se concentra una gran tarea, la de poder
apreciar en el joven cualidades y proyectar un proceso o un producto terminado.
Gustavo Marmol reconoció: "Si hablamos de proyecto terminado
refiriéndonos al jugador de inferiores que llega a primera, diría que apuntamos
sin duda al producto terminado, el proceso de observar un jugador
imaginando todo lo que le podremos aportar, durante cuánto tiempo y en qué
condiciones, es importantísimo cuando observamos jugadores".
En las aproximaciones a los bancos de prueba de futbolistas
principalmente la tarea se trata de identificar condiciones en un juvenil que
influenciado por la enseñanza y la impartición de un estilo a través de la
disciplina, el entrenamiento, un seguimiento educativo y de salud puede
protagonizar una conversión positiva.
Marmol señaló: "Me es más difícil enmarcar la distancia más
cercana, que explicar cuáles son las herramientas metodológicas que mejor
resultado otorgan en los bancos de prueba. El poder acceder al historial
reciente del jugador (si es que existe), la sesión de prueba del jugador, arribo
en horario, actitud general, movimientos en la entrada en calor, partido entre
los jugadores de prueba y mucho mejor aún partido contra jugadores del plantel,
poder repetir esta instancia durante dos o tres días puede aportar resultados
muy cercanos a la realidad del jugador que estamos evaluando. Es aconsejable
que el entrenador que realiza la visoria del jugador sea en lo posible aislada,
o solo en compañía de alguno de sus colaboradores, y luego de la sesión,
recoger opiniones del resto, para no tener interrupciones que puedan distraer
los aspectos que cada uno evalúa y descarta". Además destacó:
"Prefiero observar lo general, el jugador como un todo, creyendo que
lo puntual es más evaluable a largo plazo".
La esencia de la formación se fundamenta en no saltear pasos y
establecer un seguimiento continuo de aspectos futbolísticos y disciplinarios,
y sobre todo trabajar el ánimo y conocer el historial que presenta cada joven.
El entrenador de divisiones inferiores de Newell's Old Boys Paolo Galassi
argumentó: "Es muy importante tener una visión óptima para el jugador,
por ejemplo, en las divisiones inferiores hay jugadores que pueden explotar y
desarrollarse antes que otros, pero no quiere decir que sean mejores. Hay que
darles tiempo, lo importante es no apurar los procesos, mejorarlo y potenciarlo
al máximo y sacarle todo su fruto y exprimir todas sus capacidades. La visión
de los formadores y veedores son entrenables a mayor cantidad de partidos que
uno ve, en el entrenador pasa exactamente igual, es muy importante mirar fútbol
continuamente".
El trabajo comienza
con la incursión del niño en el fútbol hasta llegar a la cumbre del proceso que
resguarda la consolidación del futbolista.
Gustavo Marmol destacó: "Creo que podría ser cultural lo de la
edad, con esta referencia y viendo la realidad de mi país, diría que entre los
6 y 7 años sería ideal, siempre y cuando estén contempladas, cantidad de
jugadores, medidas del campo, el balón, de los arcos, de tiempo, etc. De
acuerdo a la edad. Sí, hay consolidación, pero depende de cada futbolista, no
hay un patrón de edad, es más, hay variables de rendimiento y de entendimiento
del juego, significativas en todas las etapas del jugador, incluso en la
consolidación." También añadió: "Si el entrenamiento es
referido por el juego, se puede entrenar prácticamente todos los días y depende
la carga no sólo física sino también la psicológica, se puede entrenar hasta
dos horas seguidas, aunque yo prefiero sesiones cercanas a los 90 minutos."
El director técnico es la voz más importante, el que dice sí o no, el
que acepta o rechaza. El que se arriesga dentro desde su conciencia a señalar y
elegir y proyectar a un joven dentro de su equipo. Esa es la tarea, es el punto
de comienzo. Al respecto, el entrenador Gustavo Marmol resaltó: "Considero
de carácter imprescindible que un entrenador conozca muy bien el juego, el
modelo de jugador que busca, el proyecto que representa su institución, ya que
de allí podrá extraer los detalles cualitativos que conforman su valoración,
esos conceptos siempre van a terminar conformando una potencialidad general del
jugador proyectado. Como en toda tarea su repetición mejora la calidad del
objetivo conseguido, sin embargo también hay profesionales que tienen una gran
percepción y se destacan de otros que pudieran tener más experiencia".
Detrás de aquellos profesionales bien plantados dentro de un campo de
juego, hay una labor minuciosa y un compañerismo incondicional de los
supervisores que acompañaron en el camino del crecimiento. Supervivencia, el
concepto de los hacedores, es tan importante que se desarrollan virtudes como
la intuición, el olfato y la visión. Estos tres componentes se pueden dilucidar
haciendo referencia a su capacidad de resolución, de estar un paso adelante que
el resto, de encontrarse en el lugar correcto en el momento adecuado. Marmol
señaló: "Que un niño o joven sepa qué hay que hacer, la toma de
decisiones ocupa para mí el lugar más destacado, de todos los aspectos
observables en una prueba o competencia. Veremos al niño/joven jugar y tomar
decisiones permanentemente durante el juego, puede que las tome mal por no
entender/saber qué le pide el juego, sin embargo puede lograr ventajas
físicas y/o técnicas que lo ayudan momentáneamente a suplir lo táctico
con el riesgo que el día de mañana a igualdad de aspectos que son de más fácil
asimilación y al alcance de la mayoría pierda la posibilidad de suplir el
aspecto situacional y de decisiones. Por lo cual, en contrapunto, es más
valorable para mí el proyecto de jugador que tiene incorporado un buen sentido
táctico del juego, con algunas deficiencias técnicas y físicas, que son de más fácil
y rápida incorporación cuando sean demandadas". Luego recalcó:
"No tengo dudas que la toma de decisiones va un escalón arriba por encima
de los demás componentes, sin despreciar a los otros. Mucho menos si el
proyecto metodológico contempla entrenamientos sistémicos".
Es importante más allá de enseñar aspectos del juego, tal como una
pared, que el aprendíz comprenda lo que significa la responsabilidad de jugar
en equipo. Aquella responsabilidad que dentro de este aspecto del juego para
dibujar un ejemplo sencillo, es el compromiso de enviar un pase con la
precisión necesaria para no comprometer al compañero, sino ayudarlo en lo más
posible. De eso se trata, es un conjunto de aspectos relevantes desde todos sus
vértices, porque el futbolista tuvo un proceso de aprehensión desde su niñez en
la que absorbió los conceptos necesarios para poder complementarlos durante su
desarrollo y establecerse en la adultez. Además resulta primordial trabajar
desde el aspecto colectivo, conformar un plantel con piezas que encajen lo más
lejos de la perfección posible, porque eso es algo que no existe en el fútbol,
y buscar un equilibrio. Ni mucho más alto de lo posible, ni más bajo de lo
requerido. "Uno puede ir dándole distintas variantes al jugador,
inculcarle cosas y hasta ver y descubrir un puesto determinado por las
características que el jugador posee, es muy puntual de cada entrenador –afirmó
Galassi-. La idea es llevar un plantel adelante por un tiempo bastante largo,
para así mantener un estilo y un proceso. Hoy por hoy es muy difícil en el
mundo del fútbol, predomina el resultado, y no hay tiempo para trabajar como
uno quisiera".
Es importante que el futbolista tenga dedicación al trabajo y más allá
del conocimiento que arraigue el entrenador sobre el jugador, es primordial que
el propio individuo reconozca sus limitaciones como conoce sus virtudes. Es un
punto de partida para focalizarse en los aspectos que necesitan ser mejorados,
la perseverancia debe ser una característica predominante. Para citar un
ejemplo claro sobre tener conocimiento propio se puede hablar sobre el jugador
mexicano Hugo Sánchez, goleador histórico del Real Madrid de España. El
delantero contaba con una gran técnica para la definición pero su déficit
estaba en los movimientos posteriores al recibimiento del balón. Por eso, la
mayoría de sus goles fueron convertidos a un toque. De eso se trata, conocerse
para encaminar el mejoramiento. El futbolista depende de sí mismo, de su
motivación, de su dedicación a trabajar los aspectos tenues de su fútbol de la misma
forma que trabaja para abrillantar aún más sus cualidades. Si el futbolista no
está dispuesto a crecer, la formación se desdibuja. Es un trabajo en conjunto,
detrás del juvenil hay un respaldo grande. Paolo Galassi reconoció: "Es
importantísimo que el futbolista haya pasado por una escuela de fútbol, que
haya aprendido lo básico e indispensable que necesita un jugador al llegar al
profesionalismo, es importantísimo que sepa desde chico diferenciar un pase con
cara interna y cara externa, conducir con ambos pies, tener control orientado,
saber cabecear con ambos parietales, y después lo más importante de todo es que
podamos explotarlos al máximo en cada una de sus etapas y edades, no apurar los
procesos y tratar de mejorar al chico en todo sentido, la parte pedagógica
juega un papel importantísimo en esto".
El futbolista incursionará en un proyecto formacional en el cual
desarrollará ejercicios para los aspectos básicos del juego pero no
desarrollará talento. Podrá finalizar con éxito el proceso de mejorar su
técnica, ser eficaz y preciso en un pase pero no desarrollará la habilidad
intuitiva y la velocidad de reacción-pensante para emitir un pase en el momento
adecuado durante un partido ajustado y con una marca encima. El futbolista
ensayará jugadas de todo tipo y de manera reiterada. Quizás de cien envíos de
balón podrá conectarse correctamente con un porcentaje discreto pero lo que no puede
resignar es la búsqueda, debe ir a todas las pelotas, ese es el espíritu,
porque si él no lo hace nunca se va llegar al gol y eso es por lo que subsista
el juego. Gustavo Marmol indicó: "El método analítico formó y forma
jugadores limitados, poco valientes, de poca inventiva, las tareas aisladas en
cantidad abrumadora de repeticiones, formaron jugadores con pocas posibilidades
de resolución. La falta de los enganches, los delanteros habilidosos y de
escasa talla fueron reemplazados por jugadores muchos más aplicados en el orden
y el esfuerzo. Se les enseña a pasar la pelota, pero como se enseña fuera de
contexto de juego, luego le es de difícil aplicación durante el partido".
Es importante incluir en el desarrollo la competencia, aprender de la
pureza del juego. Gustavo Marmol contempló: "La competencia no
es un método de formación, la competencia es una parte importantísima de la
formación, de imposible reemplazo, contiene partes psicológicas de imposible
recreación en un entrenamiento, por bueno que este sea. Cuando me ha tocado
recorrer el interior del país dictando capacitaciones a entrenadores, me he
encontrado que el inconveniente más importante que tienen es la competencia,
tienen jugadores que se destacan, pero no tienen cantidad, entonces las ligas
regionales no poseen el ingrediente importante que sí tiene el fútbol
infanto/juvenil de Buenos Aires, por eso los clubes de las capitales cada vez
se traen los chicos a edades más tempranas, para vivir porciones muy
importantes de su vida lejos de sus familias. Esto trae desarraigo y, con ello,
muchas veces el final de ese proyecto donde tantos pusieron mucho de sí, el
club de origen, el club de Buenos Aires, la familia y por sobre todo el
jugador, el niño". Luego reincidió: "Sin lugar a dudas la
competencia sin ser un método de formación, es parte destacada e irremplazable
de la misma. La competencia presenta a sus protagonistas un factor extra
psicológico, esa resiliencia que compone la presión de tener que lograr
objetivos para sentir la aprobación, ese miedo a sentir la desaprobación,
compone rasgos que el jugador irá moderando con el correr de los años de
competencia".
Un aspecto importante sobre la competencia es cómo abordarla en las
edades tempranas, cómo repercute en los niños y en su entorno. Paolo Galassi
explicó: "La competencia es buena y a su vez mala, es importante que el
chico se divierta dentro de la cancha y no cargarlo de presiones, por parte de
su DT y sus padres, pero también hay algo importante que es que el jugador
tiene que aprender a ganar y no acostumbrarse al 'da lo mismo'”. También
recalcó: "Ese hambre de gloria de a poco se lo tenemos que ir
inculcando, que sepa lo que es triunfar y con eso evitará y asimilará mejor las
derrota".
El mercado del fútbol actual compone una demanda constante de
futbolistas, los procesos de formación son primordiales para que el juvenil
esté capacitado para insertarse en el profesionalismo. Marmol señaló:
"Somos una región de exportación de jugadores de fútbol y eso significa
que en algunas oportunidades debuten chicos que aún no deberían hacerlo, pero
no pasa tan a menudo como lo imaginamos. Los jóvenes hacen un largo recorrido
en inferiores e infantiles como para que un joven con edad de 5ta o 4ta. División
pueda adaptarse rápidamente el fútbol de Primera. Mucho depende de su estado
emocional, de quiénes asistan a los pibes en tal sentido". También
mencionó: "Uno de los inconvenientes más comunes pasa cuando un pibe de
inferiores sube para entrenar con Primera y al poco tiempo por diferentes
motivos (a veces no de rendimiento) bajan nuevamente a su división de
inferiores, eso los pibes lo pueden tomar con un gran paso atrás, entonces hay
que estar muy atentos a trabajar con esos aspectos para que el jugador no
regrese a juveniles con mal estado de ánimo y si lamentablemente ocurre, tener
herramientas para modificarlo".
El aprendiz es sometido a una estigmatización cultural que entorpece
ciertos aspectos que están conectados con el fútbol y una salida económica.
Dentro del marco de la formación hay que separar un punto que tiene que ver con
el trabajo pedagógico sobre el joven acercándolo a una situación más real sobre
su presente. Por otro lado se encuentra la presión de los familiares y de las
instituciones que ven un negocio altamente redituable en estos juveniles. El
director técnico Paolo Galassi argumentó: "El fútbol argentino se
transformó en un comercio de jugadores juveniles, y algunos clubes grandes de
Europa buscan talentos chicos de entre 9 y 11 años para llevárselos a los
equipos más poderosos. Yo siempre digo que es una locura sacar a un nene de esa
edad y separarlo de amigos, familiares, y cosas indispensables para el
crecimiento, pero lamentablemente hay muchísimo dinero y cosas en juego que
muchas veces juegan con la desesperación de los padres y los distintos clubes.
Muchas veces los padres pecan de ignorantes y no logran entender esto y quieren
salvarse con el chico lo antes posible". Además sentenció:
"Ahí está el gran error, que uno ve al chico que se va a Europa y lo ficha
un grande y el día de mañana triunfa. Pero no vemos esos miles y miles que van
y vuelven y luego acá terminan frustrados por todo lo que se les prometió, y
terminan jugando en ligas menores".
La búsqueda de jugadores talentosos pone en vista de tierra fértil a
Argentina, que históricamente brindó al fútbol nacional y mundial cultivos de
primera calidad extraídos de su semillero. Pero el semillero ha sido impactado
por asuntos externos que afectan puntualmente al juvenil. Los residuos del
capitalismo han afectado en las diferentes zonas del país. El entrenador de la
institución rosarina manifestó: "Talentos nacen día a día, jugadores
buenos hay por todos lados, cabe decir que si hay regiones que uno puede captar
muchos más jugadores con condiciones que otras. Un gran problema siempre fue la
nutrición en el fútbol, muchos jugadores traídos o vistos por distintos clubes
con condiciones futbolísticas extraordinarias, se ve opacada por la mala
alimentación y condiciones precarias en la que viven”. Luego marcó: "Es
por eso que hay muchísimos casos en clubes del fútbol argentino que traen
chicos del interior a las pensiones y ahí tienen que arrancar de cero, porque
esos chicos hacían la diferencia futbolística en sus ciudades y al encontrarse
con jóvenes con una buena contextura física, ya trabajados y con una buena
alimentación en su vida, les cuesta mucho más".
El fútbol es infinito para tratar de connotarlo y definirlo. Se puede
intentar impartir control sobre el juego, pero si hay algo más que claro es que
es totalmente impredecible y sobre las reglas básicas siempre hay excepciones.
Dentro del margen que enmarca al deporte, los entrenadores y los futbolistas
son el núcleo principal, los protagonistas. Un director técnico encaminará un
proyecto que intentará desarrollar con la búsqueda de un objetivo,
implementando sus métodos. Se someterá a una tarea de gran volumen donde la
interacción y el manejo con sus aprendices serán primordiales a la hora de
impartir una figura de liderazgo y seguridad. El entrenador pone en sus manos
la responsabilidad de formar como jugador y también como persona al infante o
joven que ponen bajo su responsabilidad. El DT Paolo Galassi admitió: "Creo
que el fútbol es fútbol siempre, en todas partes, en todas las categorías,
desde un nene de infantiles hasta un jugador profesional, repito que hay que
respetar cada etapa de la vida y que el jugador de a poco se vaya formando con
gente profesional, no sólo como jugador sino también como persona, es por eso
que es importante que termine sus estudios, que trate de capacitarse lo que más
pueda, porque no todos llegan y los que se quedan en el camino tienen que saber
que después del fútbol, hay vida".
Al maestro le da placer enseñar y el mundo del fútbol mantiene su pureza
por el sentimiento de quienes lo componen. El coordinador Gustavo Marmol
reconoció: "Siempre cuando hay objetivos por alcanzar, uno puede
tomar como exitosa o negativa su tarea y la del conjunto. En inferiores o
infantiles hay objetivos de largo alcance, son procesos largos, se necesita ser
muy cuidadosos con las euforias y las desazones por los resultados que se dan
durante la competencia de infantiles y juveniles. Para promocionar, potenciar y
consolidar jóvenes para el fútbol de Primera, se necesitan años de tarea. La
labor estará vacía de éxito si se dejó ir un jugador que se vino a probar al
club y con los años se destaca en otro club, si no se logra promocionar jóvenes
futbolistas, si la estructura de trabajo no crece o se empobrece con los años,
será tomada nuestra labor como vacía. Si logramos lo contrario estaremos cerca
del éxito".
Luego concluyó: "El redito es el día a día, poder disfrutar el
recorrido, ser feliz trabajando en lo que amamos, sentirnos valorados por
cobrar por nuestra tarea, que los jugadores nos quieran, nosotros también
lograr quererlos. El rédito está en ser parte de este maravilloso mundo del
fútbol, algo que sólo es para algunos. El rédito está dado de antemano".
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